jueves, 16 de mayo de 2013

20130515 La dirección de la bala y el anhelo de mi corazón.

Hoy me encuentro de nuevo con una hoja en blanco delante de mi. 

Todos los días son una oportunidad para hacer algo nuevo, algo distinto, empezar con una rutina o una liberación. Nunca nos preguntamos y parece que vamos como viajando por una carretera en la que las personas, los acontecimientos, las noticias, los encuentros, nuestros estados de animo, no sé cuantas cosas más nos van empujando; se van tropezando con nosotros y nuestra dirección, nuestro deseo impidiendo nuestra trayectoria de bala, derecha, potente, definida, incluso atrevida. La bala que imaginamos en nuestras fantasías, en nuestros sueños, que a lo mejor es pura ficción en nuestra vida cotidiana.

Todas estas cosas nos van empujando, se van tropezando con lo que queremos y nos van sacando a la cuneta, o nos mandan por el desvío que no queríamos. De repente vemos que nuestra salida ya se ha pasado y que por culpa de algo que no habíamos previsto nos hemos pasado de nuestra meta. Agotados, nos sentimos molestos por todo el trabajo que tenemos que hacer para enderezar nuestro rumbo, dar incluso media vuelta para volver a perseguir nuestros propósitos de vida de nuevo.

Me recuerda, incluso, cuando empiezas decidido una relajación, una meditación y no encuentras la postura, te pica el cuerpo por todas partes, te despista un goteo proveniente de la cocina o no dejas de escuchar el tráfico o unas obras lejanas por la ventana. Un cúmulo de despropósitos que no le deja a tu mente que descanse y desaparezca, siquiera por unos instantes.

Es bueno decir no a alguien cuando se tropieza contigo y te pide que te desvíes con él por un momento. Es bueno decir que sí y dejarte llevar por las circunstancias. Es bueno ir a la par con todos, como una pandilla cuando se va de marcha, o es la soledad y el encabezar nuestros actos lo más apropiado.

Es el rumbo colectivo o el rumbo individual el que hace el colectivo. Hasta ahora, desde el principio de estas lineas, había hablado de actos conscientes; porque esta pesquisa no pretende ser un análisis. Más bien una reflexión de si uno debe ser pasivo o activo, más bien, si uno tiene que aprender a decir no a los miles de propuestas que le llegan desde todos los flancos de su interior, perdón, de su exterior. Ahora ya no sé.

"Hay tantas luces en la sala, tanta gente que nos llama que no se oye nada" como decía Silvio en el hallazgo de las piedras. Más si cabe desde que existe Internet, el correo, los twitts, los wapps, los chat, los mensajes, los blogs, las web.. Ya me canso sólo de enumerar los canales

Ya estamos todos comunicados, Ya no vamos a volver a perdernos. Aunque cayera un ataque de P.E.M. sobre nosotros ya hemos vivido la experiencia de estar conectados. No nos la puede quitar nadie. Siempre nos quedará la telepatía.

En realidad aún recuerdo cuando nos juntábamos para beber, hacer música, hacer calle o simplemente salir a dar una vuelta, la cantidad de conversaciones de como debían ser las cosas, de como debíamos arreglar el mundo. Al final la saturación de palabras, de ideas, de interrupciones, no sé de que más, nos va a llevar a empezar a caminar en silencio, pero en definitiva a caminar con piso firme pero fraternal; dando una mano gentilmente pero sin olvidar por donde seguir después de ser interrumpido, empujado o tropezado.

En definitiva nunca he visto a la gente tan unida como ahora en la cresta de la ola del individualismo. 

De todas formas disculparme si aunque vaya de la mano de vosotros no os escucho con atención  o me interrumpís o me tropiezo y no me giro a miraros; ha llegado el momento de centrarme en el anhelo de mi corazón. Al principio os puedo parecer hostil o mal educado. Con el tiempo celebrareis conmigo que de esta manera todos nos hemos ayudado mutuamente y que en el fondo estábamos en el mejor camino.

Como decía mi madre, la caridad empieza con uno mismo.

lunes, 11 de marzo de 2013

20120311 El asunto perdido de cada día.


Es probablemente la hora de dormir. Aún así me resisto a meterme en la cama. No sé si queda mucho por hacer. No sé si realmente queda algo por hacer. Lo que sí siento, como cierto, es que el día no ha acabado todavía. ¿Es posible que el día acabe más adelante, con el sueño? ¿Es posible que no pueda irme a dormir hasta que no haya dejado acabados todos los temas que cruzan por mi mente? 


Hace ya tiempo empecé a sentir que el tiempo era más pequeño, que se quedaba corto para ver a mis queridos y allegados, para deleitarme con mis proyectos, que las mañanas y las tardes ya son ratos que se pasan sin que te des cuenta antes incluso de que hayan empezado. Perseguido por una actividad frenética que no lleva a ningún lado me planteo todavía porqué no encuentro, por ningún sitio, cinco minutos diarios para poder parar.


Siempre imaginé que con la edad y la experiencia el tiempo iba a dar mucho más de sí. Que iba a poder ahorrar cientos de minutos porque ya sabría lo que quería y donde estaba. 


Al final está pasando lo contrario. Cada día me sale más caro. Las tareas quedan pendientes incluso después de haberlas acabado. Se ramifican y multiplican como si en vez de ser pasos que doy y voy cerrando, fueran ventanas que voy abriendo desde las cuales se debiera ir saltando.


Ahora me siento agotado. Igual es un buen momento para irse a la cama. De todas formas siento el temor de que mañana me levantaré igualmente consumido, ya que mi mente no habrá parado de saltar por ahí toda la noche. 


Hay algo que me falta por hacer todos los días …; pero si os tengo que decir la verdad, todavía no sé lo que es.

Buenas noches.

martes, 5 de febrero de 2013

20120613 …triste, cansado y pensativo.

Después de correr por el bosque hasta llegar al claro, se topó con algo que llamó de manera especial su atención en ese paraje. Las últimas lluvias habían creado un lagunajo que no acostumbraba a formarse. De cerca parecía muy profundo, y que menos que asomarse para elucidar tan raro efecto óptico. Asomada la cabeza y de rodillas, alterado al verse sobre un espejo negro, no le quedó otra que formularse a sí mismo.

- ¡Qué mal aspecto tienes! ¡Estás hecho una piltrafa!

Dijo contestándose a sí mismo.- Tengo miedo, vengo corriendo por el bosque. Estaba jugando cuando Jorge me contó todo eso de que sólo hacía que jugar con mentiras.

- Sí, es cierto, eres todavía un crío bobalicón, que no te das cuenta que haces el ridículo. –se recriminó a sí mismo-.
- Pero hasta ahora hemos vivido aventuras emocionantes. Nunca fueron mentiras. –reclamaba a su imagen en el agua negra, mientras perdía la energía de su semblante-. Hasta ahora todas nuestras imaginaciones no son mentiras, -se repetía- son fantasías estupendas, pero según Jorge ya no tienen sentido. –continuaba- Pero eso no puede ser. Últimamente no hace más que desvariar con no sé qué cosas raras. Qué ya es mayor, qué ya no le interesa nada. Ya no me hace caso… Habla de mi estúpido mundo y de lo interesante que es el suyo, pero yo veo que él está cambiando para mal, se está perdiendo de forma horrible. Y yo, sin embargo, veo muy claro que podríamos seguir viviendo aventuras emocionantes. Todos en la pandilla están encantados. Podríamos divertirnos jugando todos como siempre, pero él ya no quiere. No se da cuenta de que está muy serio y como siga así se va a volver un rancio.

Pensó un rato y mirándose a los ojos se preguntó.

- ¿Por qué estará así entonces? Se ha vuelto todo del revés. Lo que era divertido se ha convertido en una imbecilidad según dice. Pero lo que quiere hacer él no es nada divertido. ¡Tendré que imaginar mejores aventuras!

Terminó su disertación con energía, pero se quedó triste, cansado y pensativo.

20120524 La última mentira.

Está todo el mundo así. Desanimado como tú, pero también veo lo que se está haciendo a la sombra de los telediarios. Un nuevo mundo está por venir y esto no es una utopía. Estoy viendo una explosión de generosidad como no la he visto nunca. Está claro que estamos dominados por cuatro que se hacen llamar así mismos tecnócratas y que se creen que controlan en mundo porque ellos son más listos y la gente es tonta. Ya empieza a notarse una alta calidad de comprensión de la situación por la gente de la calle. La masa crítica no es tonta. Es como cuando eres pequeño y tus padres abusan sexualmente de ti. Sabes lo que está pasando y lo que quieres es saber cómo puedes trascenderlo. Como puedes salir de ahí. Es cuestión de tiempo y un poco de arrojo. Nunca hemos estado solos y si no viene nadie a ayudarnos, nos ayudaremos nosotros mismos porque no lo necesitamos. Somos suficientes y autosuficientes.

Yo ya te puedo dar pruebas de que se está creando una doble sociedad que dentro de muy poco va a ser mucho más fuerte que la de cartón piedra de los gobiernos. La gente está ya empezado a confiar en otros que no conocen para empezar a construir de manera colectiva. Ya hay establecidas cooperativas integrales en muchas ciudades (que abarcan todos los servicios y las necesidades de los ciudadanos), repartiendo trabajo, asistencia sanitaria, asistencia social, asistencia legal y un largo etc. de servicios "al margen de la ley" pero sin incumplirla. Cada día nacen en algún país del mundo nuevas monedas de intercambio. Hay gente cediendo tierras y edificios para que otros las organicen y las trabajen en una explosión de generosidad como no se había imaginado nunca. Las buenas ideas están tomando forma y sobre todo están tomando espacio.

Estoy viendo muchas cosas que me están dejando perplejo, mientas los bipartidos juegan a su pan y circo con banqueros y dirigentes continentales. Sabemos que su objetivo es la destrucción. La situación es muy deprimente, pero estoy rodeado de gente que, con sus acciones, me hace ya disfrutar del final del túnel del terror. Es poca la gente muy concienciada, pero mucha la que está esperando un clavo ardiendo al que asirse para poder cambiar sus vidas, que ya desde hace tiempo no son lo que debieran. Ya nos hemos quitado el peso de la culpa inculcada. Ya nadie se cree la mentira. Ya nadie quiere seguir viviendo de esta manera. Sólo unos pocos que ya incluso empiezan a dudar de lo que creen y crean a diario.

20120518 Los vampiros emocionales.

Todos los días nos relacionamos y comunicamos con personas en todos lugares y facetas de la vida. Habrá alguien que no, pero imagino que alguna vez habrá visto a alguien en su vida. De estas relaciones y comunicaciones surgen fundamentalmente dos tipos de personas. Las que se relacionan desde un estado de libertad y no pretenden nada de la gente con la que se relacionan (Estos suelen alimentarse de la Energía Universal). Y las que constantemente están intentando hacer que todos les hagan caso y les dediquen su tiempo y energía (Estos se suelen alimentar de la Energía Vital o Codificada de la gente con la que se relacionan). Estos últimos son los vampiros emocionales. Se dedican a chupar la sangre de los otros. De alguna manera a vivir a costa de los demás. 

Nadie se libra, porque esta ciencia no es tan exacta. Habrá veces que nos chupen la sangre y habrá veces en la que lo hagamos nosotros. No obstante es bueno saber por dónde se anda uno. Tanto para defenderse de este tipo de gente, como para rectificar sobre nuestras acciones, si es que ha llegado el momento o nos vemos inspirados para un cambio o mejora en nuestras actitudes.

Yo he clasificado este tipo de acciones en cuatro. Cualquier sugerencia de análisis es buena y hay que empezar por algún sitio.

El violento, hace llamar su atención enfadándose u ofuscándose por todo. Fácilmente llega a las manos sin motivo. Todos hacen todo mal y él tiene que poner orden y nadie le comprende. Todo lo hace por nuestro bien. 

El interrogativo, siempre está buscando defectos en la forma de vestir, el cuerpo o el aspecto de las otras personas. Siempre está corrigiendo lo que han hecho o dicho los otros y se llama interrogativo, aparte de porque pone en duda lo que le dicen, porque suele responder a preguntas directas siempre con otra pregunta. O a opiniones con un ataque directo. O sea nunca va a aceptar críticas.

El misterioso, siempre oculta lo que es; parece introvertido o muy tímido. Nunca dice porque a sus manías o preferencias. Se llama misterioso, porque nunca sabe porque hace las cosas de esa manera. Utiliza su forma de vestir o actuar para distinguirse de los demás. Nunca va querer parecerse a nadie. Es siempre especial.

El víctima, es el último tipo. Siempre le duele todo, suele ser hipocondriaco. Todo lo malo le pasa a él. Y siempre tiene problemas más grandes que el resto, o se siente discriminado o menos preciado porque no se le hacen el suficiente caso. Están siempre pidiendo favores que no necesitan, o te llaman para contarte algo sin sentido o necesidad, sólo para llamar la atención.

-o0o-

Este hambre por la energía de los demás es tan real como la propia que nos saciamos masticando y deglutiendo. Nunca se sienten culpables cuando se les descubre, son muy manipuladores y dominadores, y esto es porque se creen su papel a pies juntillas, cambiando sus estrategias con una facilidad y rapidez tremenda.

No son gente especial. No esperéis ver a alguien que no se refleja en un espejo. Son personas que vemos y con las que convivimos todos los días. Lo primero que nos van a hacer es, una vez nos hayan elegido como víctimas, sugestionarnos con apreciaciones negativas para vencer nuestra autoestima y seguridad. Pero para que eso sea efectivo nosotros tenemos que darle premiso para que nos afecte. Por ello, lo mejor es hacer caso omiso a esas observaciones “aparentemente” inofensivas. Si nos atacan es porque nosotros lo hemos consentido y le hemos allanado el camino para que nos chupen la energía. Con ello comienza un proceso de destrucción al que contribuye el ladrón de energía y la propia víctima, que inicia un proceso de autodestrucción al dejar que los comentarios del vampiro emocional nos afecten.

El ladrón de energía suele padecer un comportamiento enfermizo, y se caracteriza por su melancolía y su tendencia a la depresión. Su falta de energía (No saber tomar Energía Universal o valerse por sí mismo) la compensa alimentándose de la actitud vitalista de otros (robando Energía Vital o Codificada). Como son incapaces de generar la actitud positiva adecuada para sentirse bien por sí mismos, inconscientemente, para compensar esa deficiencia, buscan víctimas que les alimenten. Así, logran abastecerse robando la energía anímica de los que les rodean.

Lo mejor para contrarrestar estos “ataques” es hacer caso omiso o mantener una actitud positiva. De tal manera que el propósito de esta persona, robar energía o llamar la atención, no tenga efecto. Debes saber que lo que dice esta persona no es verdad o no lo hace con la intención de ofender, simplemente se inventa algo para llamar la atención; Algo que haga que te sientas mal, indefenso o abatido para poder acceder a tu energía. Intentar cambiar a estas personas es muy difícil, por no decir imposible. Entrar al trapo descubriendo sus estrategias o actuando como ellos, sólo les dará más fuerza y tú saldrás perjudicado. 

En cuanto uno detecta que le están reclamando energía, atención debe no acceder a ese chantaje. Si te encuentras que estás teniendo un tipo de relación con alguien de este tipo, es recomendable no ver a esa persona (en medida de lo posible), o no dejar que las apreciaciones o comentarios, (incluso dichas o hechas en público) nos afecten. En cuanto dejemos de alimentar a este tipo de “personajes” se irán a chupar a la energía a otra parte. Es una tarea muy laboriosa y permanente. El objetivo principal no es cambiarla, sino que dejemos de ser víctima para ellos. Como ya he dicho, nunca acceder a chantaje.

Si nos encontramos siendo nosotros el vampiro, pues es muy fácil dejar de serlo. Sólo hay que tener en cuenta estos puntos.

La energía que necesitamos entra por el chakra de la coronilla y se llama Energía Universal. Es inagotable. Una vez que entra en nosotros la codificamos y pasa a ser nuestra Energía Vital.  Esta, la Vital, no le sirve a nadie más que a uno mismo. Si te encuentras que sientes que dependes de alguien emocionalmente o que dependen de ti, se puede pedir que te devuelvan tu Energía Vital o tu devolver la de otra persona con la simple intención de hacer ese intercambio de devolución en el transcurso de una relajación.

Las personas no son cosas. Son personas y tiene libertad de movimiento para relacionarse contigo o con quieran. Tú no les debes nada emocionalmente, ellos no te deben nada emocionalmente. Lo mejor de todo, es verse y relacionarse cuando las dos partes tengan ganas. Las personas no son servicios de escucha, entretenimiento, afectivos o sexuales 24 horas. 

Es muy bueno contarle a alguien un problema o una preocupación que tenemos; nos evita que vaya a mayores, nos da apoyo, puntos de vista distintos para buscar soluciones y nos libera de esa energía negativa que se haya podido crear. Pero no es bueno fuera de esa preocupación estar creando conversaciones o ambientes negativos porque si. No amargues a los demás en vano. Acuérdate de que lo que envenena es lo que de tu boca sale. No utilices la palabra de forma negativa. Si no estás a gusto con tu vida toma decisiones.

Siempre habrá alguien mejor, más guapo, más rico o con mejores dotes que uno. La envidia no lleva a ninguna parte. La originalidad sí, a lo más alto que tú ser pueda alcanzar.  Envidiar a otros, copiar las maneras o acciones de otros sólo nos convierte en su sombra. Ser nosotros mismos nos va a dar nuestro potencial humano y espiritual más alto. El mundo es diversidad. Si haces o eres una cosa gustarás a unos. Si haces la contraria gustarás a otros. Nunca a todo el mundo. Gran componente de la felicidad reside en este punto.

Las enfermedades no las curan las demás personas, nos las curamos nosotros, Más allá de pedir un consejo o una opinión sobre nuestros problemas de salud o nuestros achaques roba energía a los demás y les enferma a ellos también. Es importante darse cuenta de si estamos creándonos enfermedades para robar la atención a los demás. Y es importante, porque al final, como quien se cura es uno mismo, si hablamos de nuestras enfermedades en vano, cada vez nos vamos a sentir más enfermos. E incluso a enfermar gravemente de verdad. Una actitud positiva por contrario hará que cada día estemos más sanos.

La soledad se cura con soledad. Si estamos solos es porque algo tenemos que meditar sobre nuestra forma de vida. Intentar poseer a alguien para que nos haga compañía nunca nos va quitar la sensación de soledad. Uno deja de sentirse solo cuando se da cuenta que es parte del todo y encuentra su lugar y papel en la sociedad. No la parte y el lugar que quiere, sino el que de verdad es.
Cada vez que critiques a alguien, debes saber que te estás criticando a ti mismo, ya que cuando vivimos estamos siempre proyectando lo que somos. Si también sientes que alguien te está engañando, acuérdate que la única persona que te puede engañar eres tú mismo. Nadie más puede.
Seguro que hay más puntos que ahora olvido. Pon un observador en tu tercer ojo, que te permita ver lo que haces sin criticarlo, sin juzgarlo. La verdadera justicia consiste en vivir sin pisar a los demás. Pero también sin permitir que te pisen. Como decíamos al principio, sin robar la energía de los otros, pero sin permitir que se apoderen de la tuya.

20120510 Sí

Sí.

De haber tenido otra maduración hubiera terminado siendo partícipe de las comunas que conocí en Alemania que ya a finales de los 80′ tenían los ojos puestos en Marinaleda como el centro del universo de la colectividad. Trabajábamos de dos a cuatro horas diarias. Mi trabajo, arreglar bicicletas, no pasaba nunca de dos horas. Eso me daba derecho a comida, alojamiento, y a todo lo que alguien sin pretensiones de enriquecerse tuviera a sobra para sentirse realizado. El resto de las 22 horas al día lo tenía para relacionarme, hacer música, o lo que se me ocurriera. Éramos unas 80 personas en total, viviendo una vida que yo ni imaginaba por entonces, pero con la que he soñando toda mi vida si retomo mis recuerdos.

Padres de familia, protectores, avalistas, mecenas. Todo eso está muy bien, lo que pasa es que en una sociedad justa no es necesario. Una amiga me cuenta entusiasmada, viene de las cooperativas que se están creando por Cataluña. Ha pasado por Marinaleda este año y por las cooperativas de Extremadura que fuera de la ley y patentes están construyendo coches que van con agua y motores de movimiento continuo que producen energía ilimitada y libre de consumo y contaminación. El mundo se está transformando. ¿Estamos asistiendo a un renacimiento, mientras los políticos pierden su tiempo diseñando guerras globales y ataques extraterrestres? ¿Este mundo nuevo es sólo una mera ilusión que será abortada en el futuro o en cuanto se haga este estilo de vida más popular? ¿Estará al alcance de toda la humanidad o quedará relegado a un puñado de visionarios?

Lo que sí tengo claro es que para vivir y ser feliz y realizarse no hace falta mucho. Cualquier persona puede vivir sin necesidad más que de dedicarle el tiempo que quiera a lo que quiera, Hacer música, cocinar para los demás, hacer ropa, diseñar robots o probar formas de hacer que el trabajo se convierta en un hobby, una vocación. Nadie debería preocuparse de su manutención en una sociedad en la que desaparezca el abuso de unos sobre otros. La colectividad y la diversidad es la gran lucha. Es el gran objetivo. También, quizá, empezar a tratar a los que se distinguen por creerse superiores como a enfermos del miedo, la avaricia y el complejo.

20120428 Sobre los derechos de autor.

Soy músico pero sobre los derechos de autor, yo ni los apoyo, ni los entiendo. ¿Te imaginas un arquitecto cobrándote cada vez que entras en su edificio? ¿Te imaginas pagar cada vez que miraras un cuadro? ¿O cada vez que fueras a revisar el contenido de un diccionario o de una enciclopedia? ¿qué te cobrara el médico cada vez que haces una digestión, porque te hizo un trasplante de hígado? ¿O que empezaran a cobrarte las personas cada vez que te quedas ensimismado mirándolas y disfrutando de su vista? En fin, se me pueden ocurrir más ejemplos, pero incluso sin ellos me parecería absurdo que alguien me cobrara por escuchar una canción cada vez que la oigo.

Alternativas. El músico cobra por tocar. Así lo hizo durante toda la humanidad hasta que empezó la industria multimedia. Al músico se le pagaba por tocar, al actor por actuar. Lo que no se hacía era cobrarle al pueblo cada ver que recordarán la canción y la fueran tarareando por la calle. Además. Quieres vender tu producto discográfico o cinematográfico. Bien véndelo y usa la ley para castigar a quien te lo robe si lo consideras necesario, pero no me cobres por poner el disco que ya es mío en mi casa, en mi bar, en mi peluquería o en mi boda. Eso sí que no. Además añadir que los derechos de autor en la gran mayoría de los casos sólo le llegan a las discográficas y no al músico.

En conclusión. Si eres músico o actor es vergonzoso que cobres derechos de autor (Si eres discográfica o cinematográfica ya ni te cuento). Eso si imprescindible reconocer la autoría de todas obras de arte que se hacen. Haz como todos; ahorra en medida de tus posibilidades, hazte un plan de pensiones o cotiza a Hacienda para hacerte con un dinero cuando te jubiles como todos. Pero sobre todo, no tengas tanto morro de vivir de las rentas de una canción que hiciste hace x años, por muy famosa que sea. Haz nuevas creaciones de las que vivir, mejora tu estilo, haz lo que necesites para estar en el candelero y que tu negocio de tocar, actuar o vender vaya viento en popa, pero no me jodas cobrándome por escuchar a Paquito el Chocolatero durante 100 años. No tienes ningún derecho. Ni de autor.

20120410 Comprar sólo lo indispensable, o a ser posible ¡nada!

Me acuerdo mis primeras andanzas en el colegio. No necesitaba tener la ropa de mis compañeros, yo ya iba vestido y me gustaba la mía; tenía mi propia energía o la de mi casa. No necesitaba tener el bocadillo de media mañana de mis compañeros. Es más, hasta me daba un poco de asco ver esos bocadillos que no procedían de mi casa; era una especie de rechazo a algo que no me era familiar. No eran peores, ya que cuando los veía, notaba que esos bocadillos eran de ellos y estaban bien para ellos. Cuando me pedían compartir, yo daba, pero no me gustaba mucho ir probando bocadillo ajeno por ahí. Eran para ellos.

Sin embargo si cambiábamos cromos, algún pequeño juguete. Si ya tenía ese cromo para que lo quería. Mi ansiedad estaba en ver cuales no tenía. Si ese juguete ya me aburría para que lo quería. A otro le entusiasmaba y a mí me gustaba el de él. Todos los días nos cambiábamos algo y disfrutábamos de todo.

Fuimos creciendo y nos fueron diciendo que lo nuestro era mejor o peor que lo de nuestros compis, y así fuimos limitándonos. Ya no podíamos cambiar, porque salíamos mal parados del negocio, o pensábamos que no eran tan incautos como para querer ese trueque. Nos fueron valorando las cosas y a cambiarnos los valores de las mismas no por lo que las necesitábamos o nos atraían, sino por lo que valían por sí mismas, sin tener en cuenta las circunstancias que rodeaban a ese objeto.

El propio colegio empezó a exigirnos ropa determinada, material escolar determinado y así fuimos limitándonos porque no valía lo que teníamos; tenía que ser lo que el profesor nos imponía.

Llegó la pubertad y con ella el dinero, y ya nunca volvimos atrás. Todo tenía un valor nominal. Hasta los bocadillos los comprábamos en la cantina de instituto y ya nunca tuvieron más que un valor fijo. No importaba el hambre que tuvieras, lo que te pudiera apetecer, o si te lo merecías. O pagabas el precio o no podías adquirirlo. Tampoco podía el dependiente de la cantina cambiar el precio o dártelo según las circunstancias.

Nos obligaron a consumir durante años. Hasta que un día nos hastiamos y así nuestra mente buscó soluciones, hasta que chocó con el rincón de la infancia. Volví a sentir que consumir era algo impuesto e innecesario.

¿Quién nos había envenenado para comprar todo a todos? ¿Qué pasa, no producimos nada? ¿Sólo valíamos por el dinero que teníamos? ¿Sólo somos una cabeza de res que va comprándolo todo camino al matadero?

Mi sentimiento no cesó, creció y llegó hasta hoy.

Creo que es necesario comprar sólo lo indispensable, o a ser posible ¡nada! Sobre todo a las grandes marcas o superficies. 

Quiero sentirme útil, plantar en una huerta. Invitar a mis amigos a que prueben las plantas que con tanto cariño he cultivado, en vez de abrir un paquete de algo que no sé si estará bueno o no. Intercambiar con otras gentes las cosas que ya no uso, para que alguien las vea como nuevas y las disfrute, incluso llevándose de regalo la historia del objeto del cual me desprendo. Poder decir, esta semana no tengo pimientos, o ningún objeto que ofrecerte, pero puedo ayudarte a tratar esa enfermedad que se te resiste. O porqué no, cuidar de tu niño que hoy es día de fiesta y yo ya la tuve ayer. Compartir conocimiento o materia a través aprovechando las visitas. Construir juntos tu casa o la mía. Y en definitiva volverme a sentirme importante en mi comunidad. Volver a sentirme conocido por todos. Volver a sentirme una parte del colectivo.

20120402 Otra vez como todos los días.

Otra vez como todos los días, escuchando el malestar de la gente, con lo que roban los políticos y con lo poco que les queda a los que están abajo. En realidad ¿cuándo no ha sido así? ¿Por qué se preocupa más la gente ahora? En realidad no sabemos donde están nuestros objetivos. No hemos apreciado nunca que nuestras necesidades, nuestra organización; nuestra forma de vida en definitiva, ha estado diseñada por los mismos que viendo como sus días acaban nos están esquilmando ahora.

Pero ¿por qué nos dejamos empobrecer de esta manera? En realidad somos pobres, pero sólo cuando estamos en su mundo. Cuando sucumbimos a sus necesidades creadas, tanto anímicas, físicas o emocionales.

Un día cogieron nuestra espiritualidad y nuestras costumbres, y crearon las religiones. Se pusieron de intermediarios entre Dios, la fuente, o lo que sea, y nosotros. Dejamos de estar conectados con nuestro origen, para pasar a obedecer unas estúpidas normas, a tener miedo, estar amenazados, y obedecer a ese intermediario que rápidamente se volvió más importante que nosotros. En un momento dado nos impuso como teníamos que vivir y sentirnos por dentro, malogró la respuesta a nuestros problemas, a nuestra felicidad, y a nuestra convivencia en nombre de espiritualidad.

Un día cogieron nuestra creatividad y nuestra necesidad de compartir y crear juntos y crearon el mercado. Nos crearon necesidades estúpidas, nos hicieron ver que la ecología era reciclar en vez de reutilizar y preservar, reparar, cuidar. Nos hicieron cómplices del maltrato a nuestros congéneres, de la avaricia y de la falta de condescendencia. Rompieron el ritmo de la naturaleza, destrozaron nuestra calidad de vida, nuestra salud y de nuevo en nombre de la creatividad y nuestras necesidades.

Un día cogieron nuestra convivencia, nuestra cultura, nuestra fraternidad. Y crearon la democracia. Nos envenenaron de desconfianza, de violencia y de mala educación. Nos dividieron para hacernos perder fuerza y amistad. Nos hicieron a todos extraños y nos hicieron finalmente cómplices de la barbarie, del asesinato impune, del desprecio a todos y a nosotros mismos por consecuencia. Por supuesto en nombre de la democracia y la paz.

Fueron haciendo lo mismo con todas las áreas del conocimiento y la vida humana, como la cultura, el amor, la vida, el respeto, corrompiendo todos los términos, todos los conceptos.

Otra vez como todos los días, la gente me demostraba que era consciente de lo que estaba pasando, de cómo nos habían engañado, de cómo nos estaban manipulando, de como habíamos llegado a consolidar este gran malestar.

Yo también me uno a ese malestar. Contagiado por la gente. Envenenado del hastío de no salir del bucle. Me consuela saber que todos tenemos ya claro que no es religión sino espiritualidad, que no es mercado, sino colectividad, que no es división, sino confraternidad, condescendencia e ilusión por todo lo que nos rodea.

Me consuela saber que el enfermo empieza a sanar cuando se realiza que está mal.

En consecuencia debo empezar a celebrar la liberación de nosotros mismos y el paso a otro tipo de vida.

20120312 Me siento solo, ¿y qué hago ahora?

Sí lo que te hacen te lastima, no hace falta ni que lo sigas recordando. Olvídalo. Y guarda sólo lo que te haga más persona. Ámate.

Está bien. Si lo que te hacen te lastima, recuérdalo, pero que el recuerdo no te haga daño. Saca la conclusión o el entendimiento de esa lección que te haga más persona. Ámate.

La gente que te quiere, te quiere siempre; a las buenas, cuando el amor florece y se disfruta, y a las malas cuando las personas deciden dejar de verse. O incluso cuando el amor no ha llegado a florecer nunca. En realidad pocas personas te tocarán realmente el corazón y si habrá muchas que habrán querido tocártelo pero no habrán visto el momento. Te habrán amado igualmente toda su vida y nunca te habrás enterado.

Estas últimas personas son quizá un poco más entrenadas en el amor. Habrá algunas de ellas que no se habrán valorado lo suficiente, pero habrá también quienes hayan respetado tu libertad como persona y hayan preferido no relacionarse con alguien si esa relación no ha surgido de manera espontanea para las dos partes.

Parece que últimamente tendemos a personalizar las cosas, llevándonos disgustos tremendos cuando perdemos o estropeamos algún objeto y a cosificar a las personas; esta es mi pareja, estos son mis hijos, estas son mis mejores amistades. Yo creo que en realidad esto ha pasado siempre.

Si de verdad queremos amar, tenemos que empezar por respetar la decisión de los demás a compartir su vida con nosotros; Amo a esta persona, tengo un gran vínculo de amor, pero no tiene porque ser mi pareja, ni hace falta que lo sea. Amo a estas personas, tengo un gran amor y una gran responsabilidad para con ellos, su desarrollo y educación, pero no tienen porque ser mis hijos ni hace falta que lo sean. Amo a la gente que me rodea, comparto y disfruto mi tiempo con ellos, pero no tienen porque ser mis amigos.

Tener pareja, hijos o amigos para demostrarles diariamente que son nuestros y desarrollar nuestra tiranía en base a que nos pertenecen, es tratar a las personas como si fueran objetos. No relacionarse o intimar con alguien porque ya tenemos pareja, no responsabilizarse de ninguna persona porque no son nuestros hijos, o no tratar a la gente que nos rodea con amor y dedicación porque no son nuestros amigos, es igualmente tratar a las personas como si fueran objetos.

Es por eso que me siento solo, ¿y qué hago ahora?

20120308 La sabiduría del cuerpo.

Es inquietante ver cómo nos movemos por el mundo, de esa manera tan dejada y tan valiente. Nos levantamos un día por la mañana si haber digerido el día anterior. Nos forzamos. Apagamos el despertador y hacemos de tripas corazón, o más bien abdominales, para levantarnos de la cama. Porque corazón no hemos hecho. Ni practicado.

Nos metemos en un cajón con más gente a la cual no somos capaces de mirar a la cara. Y llegamos al sitio donde vamos a vivir todo el día, con el único afán de que nos duela sólo lo preciso y de que llegue la hora suficiente cumplida como para irnos de ahí.

De esa manera tan valiente, porque somos como los toros de Miura. Vamos para allá casi sin mirar, más bien arremetiendo hacía cualquier obstáculo que nuestra miopía nos permita distinguir.
De esa manera tan dejada, porque no nos preocupa lo que hacemos, como si fuéramos un naufrago que de momento hace lo que sea porque tiene que llegar a la orilla para no ahogarse.

El problema es cuando pensamos que podemos seguir con ese ritmo diario hasta la eternidad.

Hemos olvidado las acciones para llenarnos de actividades. Hemos olvidado el impulso del corazón, para cumplir la lista de la compra de la cabeza.

Menos mal que está el cuerpo para decir -”Hasta aquí hemos llegado”-.

No lo entiendo, porque normalmente cuando intentamos saltarnos las acciones, es decir las necesidades del corazón. Y no me refiero a los resultados del apareo que también están bien, sino realmente a lo que nuestra inquietud nos reclama. Sabemos que vamos a acabar pagando los platos rotos.

Después de tantos meses quejarse sin poner solución, sin pararse a observar su alma, su persona, su inquietud, su verdadero sentido el cual debería llevarle a disfrutar de sus acciones; hoy está en el hospital.

Ayer su cuerpo le dijo; -”Hasta aquí hemos llegado”-. Espero que pronto podamos disfrutar de su mecánica, pero también humana compañía. Y que esta parada le ayude a ser cada vez más humana y menos miura naufragando.

20120306 La bicicleta robada.

Es dificil decidir hasta donde uno es una buena persona. El otro día, ya hace unos meses, mi vecino se hizo con una bicicleta. Como es lógico e imagino porque no tenía otro sitio, la dejó atada con una cadena a un árbol. Durante varios días estuvo o no en ese lugar. Parecía haber un buen ambiente. La cogía, la dejaba atada. Algo normal de alguien que tiene algo que necesita y que usa.

Todos necesitamos cosas, algunos más que otros. Pero esta historia no habla de necesidades si no de falta de respeto. Un día llegando a casa pude ver lo que no esperaba. Alguien la había robado y había dejado solo una rueda y la cadena que la ataba al árbol.

Vivimos en Madrid ya muchas razas juntas, vivimos mucha gente apelotonada. Pero no puedo entender, por muy poco dinero o recursos que tenga uno, que se falte al respeto. No apoyo la propiedad privada, pero no entiendo porque alguien tiene que llevarse algo que no es suyo, que se sabe que se está usando y que además no tiene ningún valor más que para la persona que realmente lo necesita. La forma en que fue robada esa bicicleta no era un hurto en sí, sino algo mucho más grave. Era una falta de respeto.

Me preocupa pensar como los gobiernos nos han engañado vendiéndonos su cultura de escasez y de violencia. Pero me preocupa más ver como la gente se lo cree y hace de ese tema su derecho y su forma de vida.