Es probablemente la hora de dormir. Aún
así me resisto a meterme en la cama. No sé si queda mucho por hacer. No sé si
realmente queda algo por hacer. Lo que sí siento, como cierto, es que el día no
ha acabado todavía. ¿Es posible que el día acabe más adelante, con el sueño? ¿Es
posible que no pueda irme a dormir hasta que no haya dejado acabados todos los
temas que cruzan por mi mente?
Hace ya tiempo empecé a sentir que el
tiempo era más pequeño, que se quedaba corto para ver a mis queridos y allegados,
para deleitarme con mis proyectos, que las mañanas y las tardes ya son ratos
que se pasan sin que te des cuenta antes incluso de que hayan empezado. Perseguido
por una actividad frenética que no lleva a ningún lado me planteo todavía
porqué no encuentro, por ningún sitio, cinco minutos diarios para poder parar.
Siempre imaginé que con la edad y la experiencia
el tiempo iba a dar mucho más de sí. Que iba a poder ahorrar cientos de minutos
porque ya sabría lo que quería y donde estaba.
Al final está pasando lo contrario. Cada
día me sale más caro. Las tareas quedan pendientes incluso después de haberlas
acabado. Se ramifican y multiplican como si en vez de ser pasos que doy y voy
cerrando, fueran ventanas que voy abriendo desde las cuales se debiera ir
saltando.
Ahora me siento agotado. Igual es un buen
momento para irse a la cama. De todas formas siento el temor de que mañana me
levantaré igualmente consumido, ya que mi mente no habrá parado de saltar por ahí toda la
noche.
Hay algo que me falta por hacer todos los
días …; pero si os tengo que decir la verdad, todavía no sé lo que es.
Buenas noches.
Buenas noches.